O grande BORGES, sempre!
Sueño que el mar, el mar aquel, me encierra
Y del sueño me salvan las campanas
de Dios, que santifican las mañanas
de estos íntimos campos de Inglaterra
Cinco años padecí mirando eternas
cosas de soledad y de infinito,
que ahora son essa historia que repito,
Ya como una obsesión, en las tabernas.
Dios me há devuelto al mundo de los hombres,
a espejos, puertas, números y nombres,
Y ya no soy aquel que eternamente
miraba el mar y su profunda estepa
Y cómo haré para que esse outro sepa
que estoy aqui, salvado, entre mi gente?
E como é possível que por detrás dos mitos e das máscaras, a alma esteja tão só?
Teresa Bracinha Vieira